EFE 13:49
Martes 22/01/2013
Cinco
años después de la inesperada muerte de Heath Ledger, su carisma vulnerable
sigue emocionando a los amantes del cine, pero no ha detonado ese mito, ese
aura de "nuevo James Dean" que se esperaba y que el óscar póstumo por
"El caballero oscuro" parecían augurar. El 22 de enero de 2008, el
mundo del cine se conmocionaba con la muerte por sobredosis accidental de Heath
Ledger en su apartamento en Manhattan. Conocidos eran sus coqueteos con los
fármacos, su insomnio y su inestabilidad emocional, pero también su devoción a
su hija Matilda y su entusiasmo en el set de la película que dejó inacabada,
"El imaginario del Doctor Parnassus", de Terry Gilliam, y que
completarían en homenaje a Ledger Colin Farrell y Johnny Depp. La juventud de
Ledger, que murió con 28 años, la ambigüedad inicial de su fallecimiento, con
implicación de Mary-Kate Olsen incluida, y las primeras imágenes de su creación
de Joker divulgadas poco después con una indudable vocación escalofriante,
fueron los mimbres para un mito que, en cambio, pasados cinco años, parece más
condenado a diluirse que a permanecer. "El caballero oscuro", ese
verano, se convertía en la segunda película más taquillera en Estados Unidos,
llegando a rozar el récord de "Titanic". El tono mesiánico de
Christopher Nolan y la nueva solemnidad trágica de Batman colaboraban a la
fiebre por la película, pero sin duda fue la interpretación de Ledger el
reclamo central para su éxito. Los más morbosos quedaron satisfechos al ver en
pantalla a un Ledger inmejorable, con un histrión inquietante y un discurso
filosófico cercano al nihilismo y la autodestrucción, y muchos comenzaron a
repasar la carrera de Ledger de manera retrospectiva. Se reivindicaba de Ledger
una sensibilidad a flor de piel y un genio creativo y melancólico también
detrás de las cámaras, como mostraba el videoclip que hizo para la canción
"Morning Yearning" de su amigo Ben Harper. Y se recuperaban frases
concedidas en entrevistas como la que dio al New York Times en 2001, en la que
decía: "La gente piensa que, si como actor puedes mostrarte seguro de ti
mismo en la pantalla, por qué no lo haces en la vida real o actúas en tu vida
social? ¡Porque no puedo!". O, sobre todo, la que en 2007 aseguraba:
"La semana pasada probablemente dormí una media de dos horas por noche. No
podía parar de pensar. Mi cuerpo estaba agotado y mi mente seguía y
seguía". Ledger había comenzado como una cara bonita en pleno desembarco
de las estrellas australianas en Hollywood, capitaneadas por Nicole Kidman. Descubierto
su potencial dramático gracias a Mel Gibson y Roland Emmerich en "El
patriota", los estudios lo habían alimentado como cebo para las
adolescentes en "Destino de caballero" y "10 razones para
odiarte", una adaptación sui generis de "La fierecilla domada",
de Shakespeare. Sin embargo, en su primer intento para convertirse en estrella
con una nueva versión de "Las cuatro plumas", de A.E.W. Mason, en
2002, y rodada con exquisito gusto por el indio Shekhar Kapur, la taquilla le
dio la espalda, algo que le impulsó a buscar con más ahínco el prestigio que la
rentabilidad. De esa decisión nació su vuelta a Australia con "Ned
Kelly" o radicalizar su aspecto en "Los amos de Dogtown" y,
aunque como secundario brilló brevemente en "Monsters Ball", donde
las miradas estuvieran puestas fue en la oscarizada interpretación de Halle
Berry. Sería Ang Lee el que cambiaría su vida al convertirle en Ennis del Mar,
el "cowboy" homosexual de "Brokeback Mountain". Su primera
nominación al óscar y primera muestra de su carácter camaleónico, de una
sutileza interpretativa capaz de transmitir de manera parca pero arrolladora el
tormento interior, el romanticismo enmudecido por la no aceptación. Esa
película, además, le cambió en lo personal. A pesar de que su novia antes de empezar
la película, Naomi Watts, fue la que le animó a aceptar el papel, su sufrida
esposa en la ficción, Michelle Williams, se convirtió en su nueva pareja en la
vida real, la que alumbraría a su adorada hija, de la que fue padrino su
compañero de reparto, Jake Gyllenhaal. "Brokeback Mountain" ganó el
León de Oro en una Mostra de Venecia en la que también estuvieron presentes
"El secreto de los hermanos Grimm", de Terry Gilliam, y
"Casanova", de Lasse Hallstr m. Ledger, por la vía del prestigio,
era, ahora sí, una estrella, aunque su siguiente paso sería regresar a
Australia para hacer "Candy", filme sobre la adicción a las drogas
que, tras su muerte, fue reinterpretada por no pocos fans. Su interpretación de
Bob Dylan en "Im Not There" contribuyó a forjar su fama de buen
actor, que se coronaría con un óscar indiscutible incluso sin el factor
emocional que sumó su categoría de "juguete roto". Cinco años después
de su muerte, su talento permanece en sus películas.
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EFE 13:49 Martes
22/01/2013
Cinco años después de la inesperada muerte de Heath Ledger, su carisma
vulnerable sigue emocionando a los amantes del cine, pero no ha detonado
ese mito, ese aura de "nuevo James Dean" que se esperaba y que el óscar
póstumo por "El caballero oscuro" parecían augurar.
El 22 de enero de 2008, el mundo del cine se conmocionaba con la muerte
por sobredosis accidental de Heath Ledger en su apartamento en
Manhattan.
Conocidos eran sus coqueteos con los fármacos, su insomnio y su
inestabilidad emocional, pero también su devoción a su hija Matilda y su
entusiasmo en el set de la película que dejó inacabada, "El imaginario
del Doctor Parnassus", de Terry Gilliam, y que completarían en homenaje a
Ledger Colin Farrell y Johnny Depp.
La juventud de Ledger, que murió con 28 años, la ambig edad inicial de
su fallecimiento, con implicación de Mary-Kate Olsen incluida, y las
primeras imágenes de su creación de Joker divulgadas poco después con
una indudable vocación escalofriante, fueron los mimbres para un mito
que, en cambio, pasados cinco años, parece más condenado a diluirse que a
permanecer.
"El caballero oscuro", ese verano, se convertía en la segunda película
más taquillera en Estados Unidos, llegando a rozar el récord de
"Titanic". El tono mesiánico de Christopher Nolan y la nueva solemnidad
trágica de Batman colaboraban a la fiebre por la película, pero sin duda
fue la interpretación de Ledger el reclamo central para su éxito.
Los más morbosos quedaron satisfechos al ver en pantalla a un Ledger
inmejorable, con un histrión inquietante y un discurso filosófico
cercano al nihilismo y la autodestrucción, y muchos comenzaron a repasar
la carrera de Ledger de manera retrospectiva.
Se reivindicaba de Ledger una sensibilidad a flor de piel y un genio
creativo y melancólico también detrás de las cámaras, como mostraba el
videoclip que hizo para la canción "Morning Yearning" de su amigo Ben
Harper.
Y se recuperaban frases concedidas en entrevistas como la que dio al New
York Times en 2001, en la que decía: "La gente piensa que, si como
actor puedes mostrarte seguro de ti mismo en la pantalla, por qué no lo
haces en la vida real o actúas en tu vida social? ¡Porque no puedo!".
O, sobre todo, la que en 2007 aseguraba: "La semana pasada probablemente
dormí una media de dos horas por noche. No podía parar de pensar. Mi
cuerpo estaba agotado y mi mente seguía y seguía".
Ledger había comenzado como una cara bonita en pleno desembarco de las
estrellas australianas en Hollywood, capitaneadas por Nicole Kidman.
Descubierto su potencial dramático gracias a Mel Gibson y Roland
Emmerich en "El patriota", los estudios lo habían alimentado como cebo
para las adolescentes en "Destino de caballero" y "10 razones para
odiarte", una adaptación sui generis de "La fierecilla domada", de
Shakespeare.
Sin embargo, en su primer intento para convertirse en estrella con una
nueva versión de "Las cuatro plumas", de A.E.W. Mason, en 2002, y rodada
con exquisito gusto por el indio Shekhar Kapur, la taquilla le dio la
espalda, algo que le impulsó a buscar con más ahínco el prestigio que la
rentabilidad.
De esa decisión nació su vuelta a Australia con "Ned Kelly" o
radicalizar su aspecto en "Los amos de Dogtown" y, aunque como
secundario brilló brevemente en "Monsters Ball", donde las miradas
estuvieran puestas fue en la oscarizada interpretación de Halle Berry.
Sería Ang Lee el que cambiaría su vida al convertirle en Ennis del Mar,
el "cowboy" homosexual de "Brokeback Mountain". Su primera nominación al
óscar y primera muestra de su carácter camaleónico, de una sutileza
interpretativa capaz de transmitir de manera parca pero arrolladora el
tormento interior, el romanticismo enmudecido por la no aceptación.
Esa película, además, le cambió en lo personal. A pesar de que su novia
antes de empezar la película, Naomi Watts, fue la que le animó a aceptar
el papel, su sufrida esposa en la ficción, Michelle Williams, se
convirtió en su nueva pareja en la vida real, la que alumbraría a su
adorada hija, de la que fue padrino su compañero de reparto, Jake
Gyllenhaal.
"Brokeback Mountain" ganó el León de Oro en una Mostra de Venecia en la
que también estuvieron presentes "El secreto de los hermanos Grimm", de
Terry Gilliam, y "Casanova", de Lasse Hallstr m. Ledger, por la vía del
prestigio, era, ahora sí, una estrella, aunque su siguiente paso sería
regresar a Australia para hacer "Candy", filme sobre la adicción a las
drogas que, tras su muerte, fue reinterpretada por no pocos fans.
Su interpretación de Bob Dylan en "Im Not There" contribuyó a forjar su
fama de buen actor, que se coronaría con un óscar indiscutible incluso
sin el factor emocional que sumó su categoría de "juguete roto". Cinco
años después de su muerte, su talento permanece en sus películas. Pero,
despegará por fin la leyenda?
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