jueves, 22 de mayo de 2014

Humanismo vs Globalización


Barcelona. (EFE/Júlia Talarn).-
El escritor John Ralston Saul, considerado uno de los principales pensadores a nivel mundial, analiza en su último ensayo, El colapso de la globalización, las causas responsables del colapso económico de Occidente, del que propone escapar con "un regreso al humanismo".
Encabezado por la chocante cita de "Todavía no puedo entender cómo ocurrió esto" pronunciada por el expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos Alan Greenspan, ante la envergadura del colapso económico, el ensayo del canadiense rememora los aspectos que dieron lugar a una economía desregulada.
Mediante una estructura cronológica, John Ralson, que desde 2009 preside la asociación de escritores PEN Club Internacional, expone las bases de este nuevo paradigma basado en las teorías económicas del libre comercio propugnadas por Adam Smith que sepultaron los valores éticos y humanistas.
A pesar de que durante años la globalización produjo beneficios, "ya hace tiempo que este acercamiento a la internacionalización ha fracasado", subraya Ralston en una entrevista con Efe en Barcelona.
"Se decía -explica el pensador- que con la globalización se podían resolver los problemas de todo el mundo, que desaparecerían las fronteras y que conllevaría un continuo crecimiento. Cuarenta años más tarde está ocurriendo todo lo contrario".
Según este doctor en filosofía, reconocido por la revista Time como uno de los "profetas" de nuestro tiempo, este "fracaso" nunca ha sido admitido por los empresarios, economistas, periodistas y políticos alentadores de esta teoría que, como los aristócratas del siglo XVIII, "son incapaces de reconocer sus propios fallos, por lo que han optado por culpabilizar a toda la población".
Para Ralston Saul, uno de los primeros en alertar del debacle de la globalización a mediados de los noventa, la solución a esta situación pasa por un regreso al humanismo y un alejamiento de la idea de que la sociedad se gobierna mediante la economía.
"Para evitar extremismos, tenemos que volver hacia la idea de que la ciudadanía es la base de la sociedad", remarca el profesor canadiense, quien expone la necesidad de "cambiar de dirección social" y desbancar a todos los cargos políticos, económicos y de negocios.
Asimismo, "las antiguas ideas de crecimiento basadas en la Inglaterra del siglo XVIII ya no son válidas" por lo que, a su parecer, se debe apostar por la creación de "nuevos partidos políticos jóvenes con nuevas ideas".
En este sentido, el ensayista no cree que la actual crisis tenga que ver únicamente con un derrumbe del sistema financiero, pues se trata de "un virus" inoculado en muchas arterias de la sociedad.
Entre muchos de los síntomas de la enfermedad, destaca la creencia, entre los líderes actuales, de que "la inflación económica invisible es más real que la cultura", algo que, según el humanista "dice mucho de quiénes son y hasta qué punto el suyo es un problema de imaginación".
Por ello, si no se revierte la situación, "las cosas saldrán de control" alerta Ralston que, contundentemente, tacha la actuación de la administración europea ante el colapso de "irresponsabilidad criminal", pues la imposición de la austeridad "no está solucionando nada y solo está causando un gran sufrimiento".
La cuestión de la solidaridad y la convivencia entre los pueblos es otra de las piedras angulares de la obra del pensador, que sugiere que el fracaso de la globalización abre las puertas a un "nacionalismo positivo" basado en la vuelta a los valores humanistas, a la ética y el bien común, que reside, principalmente, en la facultad de elegir y poder decir no.
En opinión del teórico, es este marco en el que se encuadraría el proceso catalán actual pues, según resalta "se trata de un ejemplo para el mundo que demuestra hasta qué punto la cultura es importante para la población".
Aunque no cree conveniente tomar ninguna posición sobre el proceso, Ralston Saul sí confiesa "estar emocionado con lo que está pasando" y señala que "el pueblo catalán tendría que trabajar por lo que cree".
"El colapso de la globalización y la reinvención del mundo", publicado por RBA, es el último título de la obra de John Ralston Saul, que ya ha publicado cinco novelas y once ensayos, siempre girando en torno a la cuestión de la libertad de expresión, la ética y el sentido común, y descansando sobre una narrativa amena y profunda que pone siempre al hombre en el centro de su discurso.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Mafalda cincuenta aniversario


El humorista gráfico argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, "Quino", fue galardonado hoy con el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por unos "lúcidos mensajes" transmitidos principalmente a través de Mafalda, su gran creación, que cumple 50 años.
"Al cumplirse el 50 aniversario del nacimiento de Mafalda, los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento", afirmó el jurado en el acta de concesión del premio.
Mafalda, cuya primera historieta se publicó el 29 de septiembre de 1964 en el semanario Primera Plana de Buenos Aires, es la "principal protagonista del trabajo creativo" de este dibujante, recordó el jurado.
Esa niña "inteligente, irónica, inconformista, contestataria y sensible" dio fama internacional a Quino, cuya obra "conlleva un enorme valor educativo y ha sido traducida a numerosos idiomas, lo que revela su dimensión universal", destacó el director del Instituto Cervantes y presidente del jurado, Víctor García de la Concha, al anunciar este miércoles la concesión del premio.
Quino, de 82 años, era uno de los principales favoritos para ganar este galardón, al que se presentaron 22 candidaturas, entre ellas, el periodista mexicano Jacobo Zabludovsky y el filósofo español Emilio Lledó, que también figuraban con buenas posibilidades.
Una heroína iracunda
Joaquín Lavado descubrió su vocación por el dibujo de la mano de su tío Joaquín Tejón y, aunque comenzó estudios de Bellas Artes en su ciudad natal de Mendoza, los abandonó en 1949 dispuesto a "dedicarse a las historietas y al humor".
En 1954 publicó su primera página, pero la fama le llegaría diez años después con la creación de Mafalda, que dibujó inicialmente para una campaña de publicidad que finalmente no se llevaría a cabo.
Las tiras de Mafalda, una fan de los Beatles y enemiga acérrima de la sopa, pasan a publicarse en 1965 en el diario El Mundo, momento en que comenzará su expansión, primero por Sudamérica y luego el resto del mundo, llegando a Europa en 1969 de la mano del escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, que la califica de "heroína iracunda".
La fama y el interés de Mafalda ha trascendido incluso su "muerte", ya que sus libros sigue reimprimiéndose, ha tomado la forma de dibujos animados e incluso se ha adaptado a las nuevas tecnologías, pese a que Quino dejó de dibujarla en 1973.
Quino tomó esa decisión, según se afirma en su página web oficial, porque "ya no siente la necesidad de utilizar la estructura expresiva de las tiras en secuencia", aunque aceptó seguir dibujándola en ocasiones especiales para campañas de organismos como UNICEF.
Humor más ácido y negro
"Desde que dejó de dibujar a Mafalda, Quino se entregó a un humor más ácido y negro, destinado en mayor medida a un público adulto y que ha ido recopilando en su colección de libros de humor", afirmó la Fundación Príncipe de Asturias, que concede los premios, en un comunicado.
Entre estas obras figuran libros como "¿Quién anda ahí?", en el que reflexiona sobre los miedos actuales a través de dibujos publicados en medios, algunos inéditos y algunos de los pocos hechos en color.
El galardón se une a los muchos que ya tiene Quino el premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos o el Romics de Oro, máximo galardón que otorga el Festival de Cómic y Animación de Roma, entre otros.
El premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades es el tercer galardón de los ocho que se otorgan anualmente, tras la concesión al hispanista francés Joseph Pérez del de Ciencias Sociales y al arquitecto estadounidense Frank Gehry del de las Artes.
El pasado año, el premio de Comunicación y Humanidades fue para la fotógrafa norteamericana Annie Leibovitz.
Los premios Príncipe de Asturias se entregarán en otoño en una ceremonia, presidida por el heredero de la Corona española, el príncipe Felipe, cuyo título da nombre a los galardones, en el teatro Campoamor de Oviedo (Asturias, norte).

viernes, 16 de mayo de 2014

Menganno


Publicado por Victoria Molnar

No es Fulano, ni Zutano, sino “Menganno” y parece salido de una película de Alex de lglesia, pero lejos de ser ficción o las bromas es un hombre de contextura robusta que se disfraza y sale a patrullar las calles de las localidades bonaerenses de Aldo Bonzi y Lanús para “prevenir” el delito y “proteger” a sus vecinos y se autodenomina como “superhéroe”. La semana pasada los medios de toda la Argentina lo tuvieron como protagonista de sus crónicas ya que repelió a tiros el robo de su auto cuando “sin disfraz” ingresaba al garaje de la casa de su novia. Tras denunciar el hecho quedó imputado ya que, según expuso C5N, la pericia policial determinó que los 14 disparos que impactaron en su automóvil y las paredes linderas provinieron de su potente Glock.40 y tenía vencido su permiso de portación de arma.
Ser un “superhèroe”. Con un slogan digno de Toy Story (“Tu superhéroe”) está claro que Menganno no pretende pasar desapercibido, viste de azul policial,  lleva un gran escudo que remite a la escarapela argentina y hasta tiene una máscara con luces de led azules que se suma a la llamativa sirena que activa en su motocicleta si durante sus andanzas la ocasión lo amerita. Empezó su derrotero de “superhéroe” a principios de 2010 luego de una seguidilla de asesinatos en ocasión de robo que “lo conmovieron hasta las lágrimas”. Desde entonces patrulla las calles; fue mejorando su disfraz y convirtió una moto en su “Mengannomóvil”;  abrió una fanpage de Facebook desde donde anuncia los robos que evita, da consejos de seguridad –como poner de guardianes a una pareja de teros en casas con fondo- y pide ayudar a la Policía en su tarea-; y fundó una escuela de superhéroes para niños que dicta en su “Menganno cueva”. Se fabricó a sí mismo en todo un producto  con merchandising y, solidario, comercializa sus muñequitos y pins para ayudar a niños necesitados o enfermos. Incluso le donó la venta de su primer Mengannomóvil (unos $10.000 uruguayos) a Jesús Nicolás Borjas un niño que sufre parálisis cerebral y necesita un trasplante de células madres.
A la vez que intentó ocultar celosamente su verdadera identidad ya se trilló todos los canales de la TV argentina empezando, claro está, por Crónica. Cual estrella de cine sólo persigue las loas, a aquellos que lo critican no les da nota y nunca se dio cita en el programa “Hechos y Protagonistas” de Anabella Ascar, porque, aclara, no quiere que se burlen de él o que junto a la “reina de lo bizarro” lo relacionen con el chiste. Padre de mediana edad y decidido en su elección la declaración de su alter ego determinó el fin de su matrimonio, aunque tiempo después el amor volvió a sonreírle y consiguió una pareja que parece no tener problema de lidiar con su doble vida y sus patrullajes nocturnos. Ante los últimos sucesos parte del periodismo dio a conocer su “verdadera identidad” y otros detalles de su “vida real”: se llama Oscar Natalio Lafosse, es un ex policía, su familia es propietaria de una importante empresa de seguridad porteña y hasta tiene deudas con el fisco bonaerense en concepto de patentes. TV y  Facebook mediantes y siempre enmascarado, Menganno realizó su descargo y tildó la información de “mala leche”, lloró ante las cámaras pidiendo que no haya represalias hacia su persona y aseguró que defendía a su novia y que los presuntos ladrones también le dispararon.
Detrás de la máscara. Pero no hace falta desenmascararlo ni dar a conocer su nombre para que cada quien pueda sacar su propias conclusiones sobre la personalidad (o las personalidades) de Menganno, en la autodescripción que colocó en su sitio web (www.menganno.com.ar) –que, suspicacias al margen, al escribir esta nota aparecía suspendida-, afirma ser empresario y un romántico a nivel musical -le gustan U2, Andrea Bocelli y Eros Ramazzotti-, que pesa 100 kilos y mide 1,84 metros, sabe aikido y boxeo y tiene como “hobbie” coleccionar armas. Y en una especie de declaración continuaba: “Soy de carne y hueso, tan real como la vida misma, y recorro las calles de mi ciudad de día y de noche porque la ciudad se ha vuelto cada vez más loca y necesita de alguien más que la proteja. / Soy un ciudadano común que trato de hacer prevalecer el bien…/ También quiero demostrar cómo la policía necesita la colaboración del ciudadano, en cuanto a dar aviso de ciertas situaciones./ Tenemos que ser los ojos y los oídos adicionales de la policía. / Mi traje simboliza que no todos dejamos que los delincuentes se adueñaran de nuestra tranquilidad. / Mi jornada laboral incluye patrullar las calles, notificar de delitos a la policía, promover la conciencia medioambiental, ayudar a los necesitados. Mi nombre es ‘MENGANNO”; y enumeraba sus “poderes”: “1. Capacidad de llamar la atención; 2. Poder de inspiración de quienes tienen la obligación pero no la motivación; 3. Capacidad de ayudar al prójimo”; y agrega: “O muero siendo un héroe o vivo toda mi vida siendo cómplice de los delincuentes por mi silencio./ No podré toda mi vida hacer esto, pero espero que alguien me releve y que ese alguien sea quienes tienen que serlo (sic)… héroes con rostro”.
Fenómeno social. No es el único de su especie, estos “superhéroes reales” están presentes en todo el mundo. Por ejemplo, inspirados por los comics y series de TV, en los Estados Unidos existe una pequeña comunidad de excéntricos y anónimos “vengadores enmascarados” que combaten el crimen y suscitan la atención y críticas de sus vecinos debido a que en ocasiones han terminado presos por extralimitar el uso de sus poderes. Sus fans, le agregaron a Menganno el rango de “Capitán”. Si bien las casi 40 mil adhesiones que posee en Facebook (que se duplicaron tras la mediatizada balacera) no significan que todos los que allí lo siguen ven con buenos ojos su actividad -algunos sólo buscaran divertirse y otros lo detestan abiertamente y se lo dicen-, pero ante su última y triste peripecia su muro se pobló  de mensajes de apoyo que también colmaron los comentarios de las notas que sobre él se publicaron en la web: “Se merece la re difusion mengano por transmitir tan buenos valores que parecian perdidos en esta sociedad! (sic)”; “A muerte con mengano, loko (sic)” o “Vamos todos los que lo apoyan (…) donen unos centavos así ayudan al capitán a pagar sus deudas....el apoyo moral es bueno y lindo, pero también hay que apoyar de manera mas palpable (sic)”, postean.
Debate vigente sobre los hechos delictivos y las políticas de seguridad que se deben tomar, sobre si hay “inseguridad” o se trata de una “sensación”; con vinculaciones a redes de delito -como el narcotráfico y de trata de personas- y casos de gatillo fácil y de golpizas, muertes y desapariciones de menores pobres en comisarías, la Policía de la Provincia de Buenos Aires (conocida como “la Bonaerense”) tiene reputación de “corrupción enquistada” por lo que expiar sus culpas y mejorar su imagen es el complejo deseo por el que los diferentes gobiernos de turno a los que toca su administración dicen esforzarse. En ese contexto el aplauso virtual y minutos de fama otorgados a un sujeto encapuchado y armado habla de un fenómeno digno de la investigación social académica más seria y dirigida a la acción de que lo que puede abarcar y pretender una simple nota. Porque es fácil pasar de la risa a la mueca de espanto y en el caso de Menganno el justificativo de “servicio a la comunidad” se diluye en un afán de llamar la atención y buscar legitimación que lo coloca al borde de la ilegalidad y de la apología del delito -en tanto con dichos y actos arenga a los ciudadanos a impartir justicia por mano propia- y hasta le jugó en contra. Tras el intento de asalto dejó de patrullar, está deprimido y recibe atención psiquiátrica. "El psiquiatra me medicó porque no puedo dormir. Tengo miedo de que nos vengan a matar, es terrible pensar que pueden volver, porque ahora saben a quién le quisieron robar", dijo al diario MUY y agregó sobre su ausencia: "Menganno todavía está recuperándose de las heridas que tiene en su alma".
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viernes, 9 de mayo de 2014

Rius en pedacitos.


Publicado por Ericka Montaño Garfias. 

Ya la política me cae re-gorda”, dice Eduardo del Río, Rius, quien se encuentra en Oaxaca, donde ayer presentó su nuevo libro Rius en pedacitos: una antología personal de dibujos con el que descansó haciendo adobes de la rutina y del trabajo de caricaturista con el que se le conoce, y reconoce, en el mundo.
Este 2014 Rius festeja doble aniversario: sus 80 años y seis décadas de caricaturista, y en unos meses saldrá un nuevo libro, Mis confusiones, que son sus memorias. Y no para de trabajar, porque, en primera, no puedo y en segunda no me jubila nadie como pasa con muchos de nosotros periodistas o escritores: no nos jubila nadie. Tenemos que seguir trabajando, a veces por gusto y otras por necesidad.
Aunque en su caso gana el gusto. Ya no tengo necesidad económica de hacerlo, pero no sé descansar. Tengo que seguir haciendo cosas para estar satisfecho.
Habla primero de Rius en pedacitos..., publicado por Almadía, libro que es más personal. No tiene ningún tema a desarrollar. Más bien son un montón de temas, cien temas diferentes, dice en entrevista vía telefónica horas antes de la presentación y de la inauguración de la exposición en la que se mostrarán los dibujos, o dibujitos como él los llama, en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (Iago), fundado por Francisco Toledo.
Humoradas contra la rutina
En la introducción del libro Rius en pedacitos..., el caricaturista expresa: Son humoradas, hechas con ganas de hacer algo diferente de lo usual y rutinario en que se acaba cayendo en esta innoble profesión, por muchos tan temida y por otros tan querida.
Esa rutina, dice ya en la charla con La Jornada, es el gran enemigo de los caricaturistas, y creo que de todo mundo, pero sobre todo de los caricaturistas, pues se supone que somos creativos. Es encontrar una formulita y ya volver a repetirla hasta que ya caes en el aburrimiento completo. Siempre he tratado de estar renovando mi estilo, para no caer en ese aburrimiento. Aún así, la vida es una rutina constante, y he tratado siempre de escapar de eso, de estar haciendo cosas pretendidamente nuevas. Este libro en parte es esto, son como experimentos, como juguetitos así como en la música juguetes musicales, caprichos. Hay de todo.
¿Fue para emocionarse de nuevo con el dibujo? Su risa suena al otro lado del teléfono, y responde: En parte sí, es como una especie de ejercicio antiestrés, si consideramos el estrés como una forma de aburrimiento. Dibujé para matar el tiempo. A veces me pongo a hacer dibujitos mientras llega la idea grande. Me inspiró mucho lo que hace Magallanes, cuyos libros son también así: vaciladas, puntadas, humoradas y se me ocurrió que podría hacer lo mismo pero no tan bonito.
Son 60 años dedicados a la caricatura, con una obra reunida en siete tomos en Todo Rius. Al principio, reconoce, me costaba mucho hacer el humor que quería; a lo mejor no tenía bien claro qué es lo que quería, poco a poco se fue dando. Lo que me gusta de ver mi trabajo es que siempre está el común denominador que es el humor. Siempre he buscado por encima de todo el humor, más que el ataque personal.
Quizá, añade, la intención de su trabajo sí haya sido un poco como la de los maestros: “Tratar de que los lectores, los alumnos, aprendan lo que trato de hacerles ver. No con el afán de comportarme como un maestro, sino que siento que es parte de nuestra obligación como periodistas, escritores o humoristas: enseñarles algo, dejarles algo de enseñanza a los lectores.
Mi compromiso siempre ha sido el mismo: tratar de señalar lo que está mal hecho, así en esas pocas palabras se puede resumir nuestro trabajo. Somos una especie de dedo flamígero que señala los errores, con muy pocos resultados porque a los políticos ya les vale gorro que los critiquen, han llegado a un grado de cinismo ya increíble. Mi trabajo ha estado dedicado a crear consciencia en la gente, a politizar más que a atacar a los políticos.
Aun cuando los cien dibujos que se incluyen en Rius en pedacitos se alejan de esas caricaturas más políticas, no dejan al lector impávido. Hay algo ahí que mueve a la sonrisa y a la reflexión. La selección, explica el creador de Los Supermachos, fue totalmente anárquica.
“De repente me di cuenta que tenía muchos dibujitos hechos en las libretas de apuntes y no tenía dónde publicarlos, porque ese tipo de humor no hay revistas que lo publiquen en México. Casi todos te piden humor político y a estas alturas ya me cae re- gorda la política. Se me ocurrió hacer más, juntar cosas que fueran poco conocidas para completar cien, que fuera ya atractivo como libro y además le gustara al editor, pues es el que decide. Salió así, como queriendo completar a fuerzas cien y echando mano de aquí, de allá, haciendo cosas nuevas. Es un libro muy anárquico, muy locochón”.
Rius carga libretas pequeñas, en las que generalmente anota ideas, y no son tanto para dibujar. De las ideas nace el dibujo, pero en el caso de Pedacitos los dibujos sugieren ideas. Hay ocasiones en las que empiezo a hacer el dibujo y no sé en qué voy a acabar, de qué va a ser. Es muy a lo Einstein: muy relativo.
El cartón político es efímero
Hace varios años que Eduardo del Río, Rius (Zamora, Michoacàn, 1934) se retiró del cartón político, aunque “de vez en cuando hago algo para El Chamuco, pero ya no me satisface el cartón político. Prefiero mejor dedicarme al libro, porque éste queda en las bibliotecas, en las casas, el cartón político se muere el mismo día que aparece. Si están en un libro duran más, pero por lo general el cartón, aunque sea semanal o quincenal, tiene muy poca vida, el mismo día termina su efecto, y es raro encontrar personas que lo coleccionen, entonces adquiere otra vez presencia casi casi permanente cuando forma parte de un libro, cuando entra en las antologías”.
Ahora no prepara ningún nuevo volumen, pues recientemente entregó a la editorial Grijalbo su libro de memorias Mis confusiones, que se publicará en junio o julio próximos. Ahí, dice, “vamos a encontrar puras tonterías. Una serie de anécdotas y recuerdos de la gente que he trabajado, con la que he convivido, un montón de cosas. Se titula Mis confusiones, parodiando las memorias de San Agustín que se llamaban Mis confesiones, y se llama así porque a esta edad las cosas ya se confunden mucho”.
–¿Todavía lo emociona la caricatura?
–Ya no mucho, cuando haces 5 mil operaciones del apéndice hacer otra ya para qué, ya salen solitas. Me llega a dar gusto enterarme de nuevos caricaturistas que realizan cosas novedosas con muy buenos resultados. Eso es lo que me da más emoción, más que esta producción sigue nutriéndose de gente con talento, eso da mucho gusto.
“Definitivamente hay más libertad para ser monero. Se pueden decir más cosas de las que nosotros tratábamos de decir, porque han cambiado mucho las condiciones en los periódicos, en algunos al menos; hay periodistas que se han apoderado de los periódicos, antes sólo había periódicos que eran propiedad de los dueños que no permitían de repente decir algunas cosas, pero siempre controlaban lo que se decía en su periódico. Ahora con La Jornada y otros medios vemos que hay más posibilidades, afortunadamente”.

jueves, 8 de mayo de 2014

Imprescindibles: El Capital en el siglo XXI de Thomas Piketty

Publicado por Antonio Quero

¿Han sido los últimos treinta años una pesadilla neoliberal de la que la crisis nos ha despertado y, en cuanto la socialdemocracia recupere la iniciativa política, volveremos a la época dorada de crecimiento y reducción de las desigualdades del Estado social de mediados del siglo XX? Thomas Piketty responde negativamente. No es pesimismo o una conjetura sobre la impotencia de la socialdemocracia, es el resultado de un análisis pormenorizado sobre la evolución de la riqueza y las desigualdades en los principales países desarrollados en los últimos doscientos años.
'Capital', un ensayo de Thomas Piketty sobre el ídem Los hechos son inapelables: el rendimiento del capital (r) ha sido sorprendentemente estable históricamente, en torno al 5 %, mientras que la tasa de crecimiento (g) ha oscilado entre el 1 y el 1,5 %. El crecimiento entre el 3 y el 5 % de las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial es una excepción. En estas condiciones, donde r>g, los patrimonios tienden a acumularse a un ritmo mayor del efecto redistributivo del crecimiento por el aumento de la producción y los salarios, generándose desigualdades crecientes que, en los últimos años, han superado el pico de desigualdad que se produjo justo antes de la Primera Guerra Mundial, cuando el stock de capital equivalía a entre seis y ocho años de la renta nacional total. Hicieron falta dos guerras mundiales y “el suicidio de los rentistas” entre las dos guerras (es decir, vivieron por encima de sus posibilidades en el sentido de que el gasto anual que les generaba su ritmo de vida era mayor que la renta que percibían de su patrimonio) para redistribuir las cartas y empezar casi de cero.
Tras la Segunda Guerra Mundial, precedida por la Gran Depresión y las políticas redistributivas que inspiró, el fuerte crecimiento de las economías en reconstrucción y expansión y la agresiva fiscalidad progresiva, con tipos marginales superiores de alrededor del 60-70 % en Europa y del 80-90 % en Estados Unidos, así como el acceso generalizado a la educación y los seguros por enfermedad, desempleo o vejez, aseguraron el acceso de las masas trabajadoras a un pequeño patrimonio, convirtiéndolas en clases medias. Si en 1913 un 10 % de la población acumulaba la práctica totalidad de la riqueza nacional, en la actualidad ese 10 % sigue poseyendo la mayor parte, pero ahora hay un 40 % que disfruta de un pequeño patrimonio, mientras que el 50 % restante cobra un sueldo o una prestación pero no acumula patrimonio y no deja casi nada a sus herederos. Esa emergencia de una “clase media patrimonial” es para Piketty la mayor transformación estructural del reparto de la riqueza en los países desarrollados. Con la ralentización del crecimiento y las rebajas fiscales de la revolución conservadora de los años 1980, la clase alta patrimonial vuelve a emerger: el patrimonio del 10 % más rico crece exponencialmente mientras que el del 1 % más rico lo hace estratosféricamente.
La perspectiva para el siglo XXI, una vez que las economías emergentes hayan alcanzado la madurez y la población mundial se estabilice, es una tasa de crecimiento del orden del 1 ó 1,5 %, mientras que el rendimiento del capital seguirá en torno al 5 %. La implicación evidente es que el reparto de la riqueza acentuaría su senda divergente hasta alcanzar cotas social y democráticamente inaceptables.
Esta radiografía completa del capitalismo patrimonial se encuentra en el imponente último libro de ThomasPiketty, Le capital au XXIe siècle. Sin haber sido todavía traducido a ningún otro idioma, esta obra de Piketty de casi mil páginas se haconvertido inmediatamente en una referencia de las ciencias sociales [1]. Ya antes de su publicación, Thomas Piketty, un brillante economista francés de 41 años, era unreferente mundial en el estudio de las desigualdades de renta. Junto con Emmanuel Saez, de la Universidad de Berkeley, y Anthony Atkinson, de la Universidad de Oxford, han construido una base de datos monumental sobre las rentas altas, la WorldTop Incomes Database, en la que también ha colaborado el joven economista argentino Facundo Alvaredo.
El fuerte impacto del libro de Piketty se explica por varias razones. La primera es el carácter inédito y exhaustivo de un estudio del capital, tanto de las rentas como del patrimonio, en los países desarrollados en la mayor escala temporal que permiten los archivos, es decir, prácticamente, desde la Revolución Francesa que instauró en Francia un censo patrimonial, la Revolución Industrial en Reino Unido y la independencia en Estados Unidos. Sobre otros países, como Alemania, Japón, Canadá o Suecia, las estadísticas fiables disponibles empiezan a finales del siglo XIX. Todos estos datos se pueden consultar en un anexo técnico en internet que constituye una auténtica mina documental. La segunda razón son las conclusiones empíricas que se extraen de este estudio y que contradicen, como veremos a continuación, axiomas de la teoría económica hasta ahora inamovibles. La tercera son las nuevas leyes del capitalismo que se deducen del análisis de los datos. Por último, Piketty, que pertenece a la estirpe de los intelectuales franceses preocupados por el devenir político del mundo en el que viven, ofrece una perspectiva inquietante sobre la evolución previsible del capitalismo patrimonial en el siglo XXI y se moja proponiendo soluciones.
El primer axioma que se derrumba a la luz de los datos es el de los rendimientos decrecientes de Ricardo, que serviría a Marx, aplicándolo al capital, para predecir la crisis del capitalismo por la caída de los rendimientos del capital a medida que éste se acumula. Ciento treinta años después de la muerte de Marx, el capital acumulado ha superado cualquier previsión imaginable en la época del ideólogo del socialismo, pero su rendimiento sigue siendo sorprendentemente estable en torno al 5 %. El progreso tecnológico, el crecimiento de la población, el acceso a la educación y, recientemente, la globalización y la sofisticación de los mercados financieros, han permitido al capital encontrar constantemente nuevas oportunidades de fructificar. Piketty no demuestra teóricamente de dónde procede esta sorprendente estabilidad del rendimiento del capital, pero su lectura de lo que nos enseña la historia económica deja poco lugar para la duda.
Otro mito que se derrumba es la visión optimista de Kuznets de una reducción de las desigualdades amedida que el desarrollo económico y humano avanza. Kuznets basó su predicción en una serie temporal de datos relativamente corta, entre 1920 y 1950. El paso a la escala del muy largo plazo operado por Piketty demuestra precisamente lo contrario, puesto que la relación r>g se muestra constante en la historia, y que la excepción es el breve periodo entre 1950 y 1970. En este sentido, los datos también hacen tambalearse otro supuesto básico de la economía neoclásica, que implicaría una tendencia hacia la igualación entre las rentas del capital (r) y el crecimiento económico (g).
El análisis frío y objetivo de los datos, así como de las dinámicas en juego que los arrojan, ofrece una perspectiva para el siglo XXI poco alentadora, con una economía mundial instalada, desde hace treinta años, en una senda firme de acumulación cada vez mayor de riqueza en lo alto de la pirámide. La ley de hierro de r>g conduce a la victoria del rentismo sobre la meritocracia, en la que “el pasado devora al futuro”. El capitalismo patrimonial ya conoció una evolución similar en el siglo XIX que desembocó en 1913 en niveles de desigualdad sin precedentes. Nadie puede desear un nuevo conflicto mundial devastador para deshacer esa desigualdad, por lo que Piketty se adentra al final con valentía en el terreno de las propuestas para atenuar o corregir dicha evolución. La principal de ellas es la instauración de un impuesto mundial progresivo sobre el capital, tanto de los activos inmobiliarios como mobiliarios y neto de deudas.
Piketty no se hace ilusiones sobre la viabilidad política de su propuesta, aunque argumenta convincentemente sobre su viabilidad en el seno de la Unión Europea si existiera la suficiente voluntad política (Piketty no esconde su optimismo relativo acerca de la deliberación democrática en base a los datos y las conclusiones a las que nos llevará la acumulación de riqueza más allá de lo socialmente soportable). Pero la considera una “utopía útil” en el sentido de que obliga a cualquier otra solución a medirse con respecto al ideal teórico que constituye dicho impuesto mundial progresivo sobre el capital. También demuestra los beneficios que comportaría, más allá de la recaudación, la cooperación fiscal internacional necesaria para su implantación.
No hay espacio aquí para mencionar otras cuestiones apasionantes tratadas por Piketty con una claridad pedagógica al alcance de cualquier ciudadano formado, desde la distribución de la renta hasta la historia de los sistemas impositivos, pasando por la causalidad entre el desmantelamiento de los tipos marginales superiores “confiscatorios” y la explosión de los sueldos de los altos ejecutivos. Tampoco cabe una crítica más detallada del hecho de que el análisis y las tesis de Piketty reposen sobre el estudio pormenorizado de las estadísticas pero no sobre una investigación de las fuentes y fuerzas capitalistas de creación de riqueza. Aún así, Le capital au XXIesiècle constituye una obra mayor no sólo por el amplísimo objeto de estudioque abarca y los múltiples frutos que otros investigadores podrán recoger del espectacular compendio de datos y análisis, sino por la lucidez y humildad con la que Piketty reconoce la pertenencia de la economía a las ciencias sociales y su deber de contribuir, desde la honradez intelectual, a enriquecer el debate democrático en aras de descubrir las políticas que producirán los resultados más acordes con los objetivos morales y sociales de una comunidad.
(1) Puedes leer un resumen de la obra en inglés aquí

domingo, 4 de mayo de 2014

La cocina dominguera

Papa rellena de camarones

Papa rellena de camarones
Ingredientes
  • 32 colas de camarón limpias
  • 1 kg. papa blanca
  • 2 cdas. aceite de oliva
  • 2 dientes de ajo picados
  • 1 tz. cebolla picada
  • 1 cda. pimiento morrón rojo picado
  • 1 cda. salsa espesa de morrón amarillo
  • 1/2 tz. chicharos cocidos
  • 1 cda. epazote picado
  • 150 g queso fresco serrano de cabra
  • 8 aceitunas negras
  • 2 huevos sancochados
  • 2 tzs. aceite
  • sal y pimienta
Preparación
Pique los camarones en trozos grandes y reserve. Sancoche las papas, pele y prense aún calientes. Sazone con sal y pimienta, amase y deje enfriar. Caliente el aceite de oliva en una sartén y fría, a fuego medio, los ajos y la cebolla. Agregue los camarones y el pimiento, rehogue durante dos minutos y añada la salsa de morrón. Sazone, cocine durante un minuto más y agregue los chicharos y el epazote.
Mezcle, retire del fuego y añada el queso cortado en cubos pequeños. Forme bolas con la masa de papa, aplane y haga discos gruesos. Rellene con los camarones, aceitunas cortadas por la mitad y rodajas de huevo. Cierre cubriendo completamente el relleno y pase las papas por harina. Fríalas hasta que estén doradas. Reserve en papel absorbente y sirva con salsa criolla.