domingo, 24 de febrero de 2013

El Bosón de Higgs.

                                                                             
Si no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?
Confucio (551 AC-478 AC)

La Jornada. Norma Ávila Jiménez. 24/02/2013
La maldita partícula: ese era el título que el Premio Nobel de Física 1988, Leon Max Lederman, le iba a dar a su libro publicado en 1993, pero al coautor, el escritor Dick Teresi, le pareció de mal gusto y le sugirió otro. Aunque éste tenía un matiz religioso, Lederman, un ateo declarado, no le dio importancia. Consecuencia: La partícula divina. Si el Universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta? ha resultado ser uno de los textos de divulgación científica más vendidos hasta la fecha. Todo lo que se relaciona con Dios –hasta la física de partículas–, casi siempre asegura un “éxito en taquilla”.
Esta anécdota me la platicó el doctor Gerardo Herrera Corral, líder del comité de físicos mexicanos que trabajan en el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés, Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire), cuando le pregunté de dónde provenía la divinidad asignada al bosón de Higgs, partícula atómica que es el tema principal del libro citado, y que el pasado 4 de julio captó los reflectores de los medios. No se debió a que la hayan canonizado (que tal vez deberían hacerlo), sino a que investigadores del CERN –ubicado en la frontera entre Suiza y Francia–, ese día dieron a conocer su posible detección, con ayuda de los instrumentos ATLAS y CMS. El pasado 9 de enero, en su presentación de año nuevo, Rolf Heuer, director del CERN, subrayó la alta probabilidad de que la partícula descubierta sí sea el bosón de Higgs (cabe recordar que a fines de diciembre del año pasado, integrantes de los equipos ATLAS y CMS informaron que sólo hay un 0.00001 por ciento de probabilidades de que no lo sea), o tal vez una de varias.
Es la última pieza del rompecabezas denominado Modelo Estándar, teoría que intenta describir a las partículas que conforman el cosmos –incluyéndonos– y sus interacciones. Si se comprueba su descubrimiento, se podría estar cerca de entender, entre otras cuestiones, la razón por la cual, en su “inicio”, el universo del que formamos parte se infló de forma desbocada en fracciones de segundo. Pero, ¿qué son los bosones?
Que el bosón esté contigo
“Como la mayoría sabe, nosotros, los objetos, las estrellas, en fin toda la materia, está hecha de átomos y éstos están conformados por partículas”, indica el doctor Arturo Menchaca, investigador del Instituto de Física de la UNAM, y quien participa en el CERN con un grupo de investigadores nacionales que utilizan a ALICE, otro instrumento que, como ATLAS y el CMS, está colocado dentro del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés, Large Hadron Collider), acelerador donde se llevan a cabo choques de partículas.
Subraya que las partículas integran dos grupos: los fermiones y los bosones. Los primeros incluyen a los quarks y a los leptones –catalogados como neutrinos, electrones, muones y tauones–, y se les considera los constituyentes esenciales de la materia, los ladrillos del cosmos. Esta materia interacciona entre sí a través de las cuatro fuerzas fundamentales presentes en el universo: la electromagnética, la nuclear débil (presente en distancias muy, pero muy cortas), la nuclear fuerte y la gravitacional y, para poder hacerlo, necesita la intervención de los bosones. Éstos –divididos en fotones, gluones, bosón Z, bosón W y bosón de Higgs–, son los mediadores.
En un artículo publicado en la Revista de la Universidad de México de octubre de 2012, Menchaca cita como ejemplo al átomo de hidrógeno, conformado por un electrón y un protón (estructurado por tres quarks). Estas partículas se mantienen unidas por la fuerza electromagnética, pero al interactuar con otros átomos puede provocar la separación entre el electrón y el protón. Para que esa separación de partículas se logre, se requiere de energía, y ésta toma la forma del fotón, que como ya se señaló, es un tipo de bosón. Otro ejemplo, relacionado con la fuerza nuclear fuerte, es el de los gluones, bosones encargados de mantener unidos a los quarks dentro del núcleo de los átomos. En la saga de La guerra de las galaxias, los jedis no bromean al decir “que la fuerza esté contigo”. ¿O deberían decir “que el bosón esté contigo”?
Su nombre se debe al físico inglés Peter Higgs, quien, entre otros científicos, lo propuso en 1964 para explicar por qué las partículas tienen masa. “Planteó la existencia de un campo de fuerzas (el campo de Higgs) omnipresente que interacciona con todas las partículas provocándoles una inercia (masa)”, asegura el investigador universitario. ¿Que qué?... Eso se preguntó William Waldegrave en 1993, cuando era ministro de Ciencia del Reino Unido y, para que le quedara claro cómo funcionaba este bosón de Higgs, decidió convocar a un concurso entre físicos; quien se lo explicara en una hoja, ganaría una botella de champaña, señala el doctor Gerardo Herrera, investigador del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN y quien, además, participa, junto con otros científicos de la citada institución y de la UNAM, en experimentos en el detector ALICE, ubicado en el LHC.
David Miller fue quien destapó la champaña y su texto ha sido retomado en diferentes versiones. Resumo el texto original, que tituló Una explicación cuasi-política del bosón de Higgs, y lo divide en dos partes: El mecanismo de Higgs y El bosón de Higgs. En la primera parte describe que en un salón, donde se lleva a cabo un coctel, los asistentes –funcionarios políticos–, están distribuidos de manera uniforme (esto sería el equivalente al campo de Higgs), cuando de repente entra la exprimer ministra. Los funcionarios son atraídos por ella (me da trabajo imaginar que fuera la Thatcher) y la rodean. Debido al gran acercamiento de ese puñado de personas, la exprimer ministra “adquiere” una gran masa y por lo mismo, tiene más inercia. Esto es, que le da más trabajo frenarse si está avanzando y, al contrario, si está parada, esa “gordura” recién obtenida le dificulta empezar a desplazarse.
Miller extrapoló ese ejemplo de la física de los cuerpos sólidos; subraya que cuando un electrón se desplaza entre átomos que forman cristales, los atrae incrementando su masa hasta cuarenta veces. Esto lo ocasiona el campo de Higgs, que se supone permea todo el Universo. “Lo necesitamos, porque de otra forma no podemos explicarnos por qué los bosones Z y W, presentes en la fuerza nuclear débil, son tan pesados, mientras que el fotón, que actúa en la fuerza electromagnética, no tiene masa”, enfatiza el físico británico.
En la segunda parte de su texto, invita a visualizar el mismo espacio, con las mismas personas disfrutando del coctel. Alguien se asoma por la puerta del salón, dice algo a los más cercanos a esa puerta, y el rumor empieza a “correr” a través de ese espacio, dando lugar a la concentración de diversos grupos de personas –las que están recibiendo y pasando el rumor, y que vendrían siendo el equivalente a los denominados grumos del campo de Higgs–, hasta que llega al otro lado del salón, donde está la exfuncionaria. Esos grumos que acarrean el rumor incrementan todavía más la masa a la exmandataria. Así se comporta la partícula boson de Higgs –los grumos– en el campo de Higgs.
Monet y los detectives de partículas
¿Cómo detectaron los investigadores del CERN la partícula que posiblemente sea el famoso bosón? En La partícula divina. Si el Universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?, Lederman hace una exquisita comparación: la del impresionista Claude Monet cuando pintaba su serie sobre la catedral de Rouen, con la tarea de los físicos detectives de partículas. El artista francés capturaba con su pincelada suelta y nerviosa la luz del sol en diversos momentos: cuando esa estrella estaba en el cenit, cubierta por neblina, o al momento de ponerse, entre otros ejemplos, lo que inevitablemente se reflejó en una amplia paleta de tonalidades. “A cada una de esas luces se exhibe un aspecto diferente de la verdad. Los físicos trabajan con el mismo enfoque. Nosotros empleamos partículas diferentes: un flujo de electrones, un flujo de muones o de neutrinos, a energías siempre cambiantes. Necesitamos toda la información que podamos obtener.”
En los grandes aceleradores como el LHC, se hacen chocar haces de partículas para obtener información de manera indirecta. “De una colisión se sabe qué sale (el haz de luz). ¿Qué pasa en el minúsculo volumen de la colisión? La desquiciadora verdad es que no podemos verlo. Es como si una caja negra cubriese la región de colisión. En el mundo cuántico, fantasmagórico, lleno de reflejos, los detalles mecánicos internos de la colisión, no son observables –apenas si somos capaces siquiera de imaginarlos. Lo que tenemos es un modelo de las fuerzas que actúan y, donde sea pertinente, de la estructura de los objetos que chocan”, explica Lederman.
Los físicos deducen lo que sucedió y lo analizan de acuerdo a lo que predice el modelo estándar para ver si empata. Además, el tiempo de vida de las partículas es extremadamente corto, lo que también dificulta su observación. El bosón de Higgs “vive” un zeptosegundo, esto es, la miltrillónesima parte de un segundo (de seguro el lector frunció el entrecejo y medio cerró los ojos al imaginar este lapso).
Lo que se observa son las huellas, y en el caso de la partícula que se detectó durante la investigación dada a conocer el pasado 4 de julio, fue su decaimiento (radiación, transformación) en dos fotones o en cuatro muones. Está predicho que el bosón de Higgs tiene ese comportamiento, puntualiza el doctor Gerardo Herrera.
Cinco meses antes de que se hiciera el citado anuncio, este investigador, junto con un equipo de especialistas mexicanos, hicieron una propuesta para determinar el mecanismo que produce al Higgs cuando colisionan dos protones. En el detector ALICE –que no está estructurado para registrar esa partícula–, y utilizando lo que se denomina física difractiva, este equipo trabajó con otra, un mesón, que es la fusión de un quark y un antiquark, y que sigue el mismo camino que da lugar al famoso bosón. “Desde 2011 mostramos los primeros eventos, muy relevantes, porque van a permitir extrapolar el método utilizado en ALICE para medir las propiedades del Higgs de manera muy precisa.” Para optimizar esta investigación, especialistas del Cinvestav, la Universidad de Sinaloa y el CERN, están construyendo el nuevo Detector ALICE, con el cual se podrá desarrollar física difractiva y, por lo tanto, determinar con mayor exactitud cómo se genera el bosón aludido.
Susy, la dimensión desconocida y la teoría de la inflación
En su mensaje de año nuevo, el director del CERN aseguró que conocer las propiedades del Higgs podría ofrecer información importante sobre la materia oscura del universo (no se observa y sólo se detecta por los efectos gravitacionales ocasionados a otros cuerpos celestes), así como de la energía oscura (fuerza gravitacional que repele los objetos cósmicos). Además, podría apuntalar nuevas propuestas, como la teoría de la supersimetría o Susy, la cual, según Lederman, “predice nada menos que una duplicación del número de partículas (propuestas por el Modelo Estándar), añadiendo un bosón que acompañe a cada fermión y un fermión que acompañe a cada bosón. La nomenclatura es terrorífica”. El Modelo Estándar no tiene la última palabra y en un futuro cercano podríamos estar en el umbral de una dimensión desconocida, como lo postula Susy.
Asimismo, se estará mucho más cerca de entender cómo fue que durante su génesis, el universo, de tener menos del tamaño de un protón (un punto seguido de 15 ceros y un uno, metros), en una fracción de segundo (un punto seguido de 33 ceros y un uno, segundos), creció al tamaño de una bola de golf… y el cosmos continua expandiéndose.
Algunos físicos señalan a la energía oscura como la generadora de esa inflación; otros, como Lederman, hacen hincapié en un universo impregnado de un campo de Higgs con tal energía, que impulsó una expansión muy rápida. Asegura que podría decirse: “En el principio había un campo de Higgs.” Tal vez por eso aceptó que Teresi bautizara a la partícula como “divina”.
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La Universidad de Valencia editó el siguiente video sobre El Bosón de Higgs:
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En La Universidad de Stanford, Leonard Susskind, profesor de categoría Felix Bloch en física teórica explica el mecanismo de El Bosón de Higgs:


lunes, 11 de febrero de 2013

Premio Louis M. Lyon de Periodismo



Marcela Turati recibió el premio Louis M. Lyon que otorga la Fundación Nieman de Periodismo en Harvard a la conciencia e integridad, por su trabajo periodistico.

Al recibir el reconocimiento, estas fueron sus palabras:

Muy buenas noches. Muchas gracias por acompañarme. Agradezco a la Nieman Foundation de la Universidad de Harvard y a todos ustedes, los periodistas becarios que son el alma de esta fundación, por el reconocimiento que me entregan esta noche a mí, en representación de los periodistas mexicanos que cubren la violencia. Gracias por el cariño que me han mostrado esta semana, y por su solidaridad ante la difícil situación que los periodistas del otro lado de la frontera enfrentamos.

Para ser fiel a mis raices, hoy pretendía hablar en español. Pero ahora haré mi mejor esfuerzo para hablar en inglés, para intentar conectarme con todos ustedes. Así que, de antemano, una disculpa por mi inglés.

Todavía recuerdo el asombro inicial cuando Mary Beth Sheridan me habló para anunciarme que había sido elegida para recibir el premio Louis M. Lyon y que tenía que guardar el anuncio en secreto. Con ese peso encima pasé noches en vela, viendo el techo de mi cuarto, dando vueltas a la cama, pensando por qué me eligieron a mí como abanderada de los periodistas mexicanos que cubren la violencia. Preguntándome si merezco el reconocimiento yo, que vivo en México D.F. y no expongo la vida como muchos de mis valientes colegas que viven y trabajan en las zonas más peligrosas de México. Asustada por el compromiso que esta distinción implica y al mismo tiempo contenta de saber que alguien se fijó en el trabajo hormiga que durante estos últimos años varios periodistas hemos hecho para cuidar a otros y cuidarnos entre nosotros.
En esas noches hice una revisión del pasado para tratar de explicarme cómo fue que llegué hasta aquí esta noche yo: una reportera normal que cubría historias de pobreza y de derechos humanos. Que no sentía interés en las notas sobre narcotráfico y me había prometido nunca cubrirlas.
Pero el país cambió y nos dejó sin opciones.. De pronto, muchos periodistas nos volvimos corresponsales de guerra sin salir de nuestra tierra. Y repentinamente y estábamos cubriendo masacres, reportando el hallazgo de fosas clandestinas, cubriendo el funeral de algún colega o reportando las historias de dolor y de injusticia que ocurren en toda guerra.
El cambio llego muy rápido. Comenzó en diciembre de 2006, cuando inició su presidencia Felipe Calderón con una sorpresiva declaración de guerra contra el narcotráfico y enviando a militares y a policías federales a combatir a los narcos en las calles.  Y ellos obedecieron. Los narcos también salieron. Cada ejército mostró sus poderosas armas. Ellos conviertieron cualquier calle de cualquier ciudad en un campo de batalla, y dejarón miles de víctimas atrás. El sexenio terminó en tragedia. Es llamado “el sexenio de los muertos”.
A nosotros nos tocó mandar notas parecidas a los despachos de guerra contando las miles de personas desplazadas, el sinnúmero de heridos, huérfanos, viudas, las entre 70 mil y  100 mil personas asesinadas y las más de 25 mil desaparecidas.
Calderón, su vecino desde la semana pasada cuando comenzó una estancia aquí mismo en Harvard, hasta donde sido perseguido por las protestas por su estrategia mortal para combatir las drogas. Su estrategia ha matado a muchas mas personas que las que matan las drogas mismas. Ahora, con tantas familias rotas, y viendo que algunos estados en Estados Unidos están legalizando el uso de ciertas drogas, la pregunta en México es: ¿A quién sirvió tanto dolor?
Muchas personas ya no están con nosotros. Mientras yo puedo venir aquí a hablar con ustedes, muchos reporteros cubriendo historias parecidas no sobrevivieron o no pueden hablar sobre ello.  En este periodo obscuro han muerto o desaparecido más de 80 colegas. Muchos más han dejado su profesión, su casa, su país.
Entre los asesinados está Regina Martínez, quien era la valiente corresponsal de la revista Proceso, la revista para la que trabajo. Ella trabajaba en Veracruz, uno de los estados que pronto fue silenciado por narcotraficantes en complicidad de políticos. Porque el silenciamiento generalmente viene acompañado por una misma fórmula: el ejército o cárteles de la droga que pretenden controlar la información, los gobiernos corruptos o débiles rendidos a ellos, y un sistema judicial que no funciona.
Pronto nos dimos cuenta de que algo estaba podrido en el país cuando los reporteros que debían mandar las notas se convirtieron en la nota. Cuando se volvió un lugar común decir que México (después de Iraq) era el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, y que a nadie conmoviera.
Esas muertes quedaron registradas en pequeñas notas como estas que tomé de los periódicos:
El periodista fue secuestrado en la madrugada por cinco desconocidos, en la puerta de la policía municipal/… Su hija de ocho años presenció el homicidio, lo mataron cuando la llevaba la escuela/….Tres meses antes de su asesinato, su casa había sido rafagueada y su carro quemado/… Fue secuestrado por ocho hombres encapuchados y vestidos de negro, en su casa, frente de su esposa y sus hijas/…Al lado del cuerpo se encontró un mensaje: “Esto me pasó por escribir lo que no se debe. Cuiden bien sus textos antes de hacer una nota”/
La violencia se nos atravesaba en cualquier nota. Recuerdo al amigo que después de haber hecho un documental sobre la cultura de los pueblos indígenas, de regreso al DF, me dijo que en ese viaje, en el que hombres con metralletas vigilaron lo que estaba grabando, sintió un miedo que no se le quitaba.
Al principio nos dijimos sorprendidos aunque, debo reconocerlo, desde hace 10 años, los medios de comunicación de estados como Tamaulipas, frontera con Texas, ya habían sido silenciados, y los periodistas permitimos que los silenciaran. Pero en el sexenio de Calderón se extendieron las zonas de silencio, al mismo tiempo que los campos de batalla. Los periodistas quedamos en medio de una guerra en la que cada parte --el ejército, un bando o su rival—se sentía con permiso para matar y presionaban para posicionar su mensaje.
Conocí a  un fotógrafo que en un turno de trabajo fotografió 19 cadáveres en distintos eventos. Dos veces le tocó llegar a fotografiar “ejecutados” y descubrir que eran sus compañeros de trabajo.
Un reportero de una zona indígena del sur del país (que era director, reportero, fotógrafo y vendedor de su medio chiquito) un día  contó que su secreto para estar vivo era porque había sabido seguir órdenes de todos los que le hablaban para exigirle que fuera a fotografiar la cabeza que aventaron en una carretera o que no publicara nada de la droga confiscada.
Llevo clavada en el alma una anécdota que me contó un reportero a quien una noche la llamaron a su casa para avisarle que un comando se había llevado al colega con el que cubría las noticias policiacas. El se levantó de la cama, se vistió, se despidió de su esposa, besó a sus hijos y se sentó en la sala a esperar a que fueran por él. Esa fue la noche más larga de su vida.
--¿Y por qué no huiste?—le pregunté sorprendida.
“¿A dónde iba a ir? Mi único deseo era que no entraran a mi casa y me sacaran frente a mi familia, que no se quedaran con esa imagen como mi último recuerdo”, me dijo. El sobrevivió y puede contarlo, su amigo apareció al día siguiente, botado en la calle, como si fuera un desperdicio. En la ciudad donde ellos viven, los policías son los narcos.
Siempre que recuerdo esa historia pienso en cuántos periodistas estarán esta noche sintiendo esa misma soledad. Sin saber a quién hablar. A quién pedir ayuda. Resignados a que morir sea un riesgo laboral.
Llegó un momento en que todos los que cubríamos la violencia teníamos pesadillas. En las mías, veía sicarios,  camiones cargados de muertos, paredes manchadas de sangre. Este fue un tiempo en que nuestra lucha era por matener la alegría de vivir a pesar de lo que cubríamos. Cuando muchos se apartaron de sus familias, por el riesgo de que ellos pagaran por el trabajo que estaban haciendo. Obligó a huir a algunos de los nuestros que fueron amenazados, y a que tuvieran que recomenzar su vida vendiendo hot-dogs o cortando céspedes en otros países como Estados Unidos. Otros muchos escribieron su carta póstuma.
No todos los lugares son extremos. No todos son silenciados. La ciudad de México, por ejemplo, es una burbuja que parece estar lejos de la violencia, aunque cada vez se acerca más. Pero en todo el país hay una tendencia hacia el silencio, una auto censura forzada.
La censura y la cacería de periodistas nos obligó a organizarnos con otros colegas para cuidarnos.Sabíamos que no recibiríamos protección del Estado, así que hicimos lo que pudimos. En algunos lugares organizaciones de noticias en competencia se juntaron para escribir protocolos de seguridad, forzándonos a salir a reportear juntos, olvidándonos de las exclusivas.
Un grupo de reporteros crearon la figura voluntaria del monitor, que es un reportero que se encarga de monitorear, por teléfono, que todos los que van a salir a un lugar peligroso a cubrir un crimen salgan y regresen juntos, que nadie se quede atrás, y si no regresan  activa el protocolo de emergencia acordado.
Los reporteros y algunos editores, tuvieron que hacerlo solos porque, con algunas excepciones, a los dueños de los medios no les interesa la seguridad de sus reporteros. No se toman en serio este tema. Pagan poco, y mandan a sus reporteros sin protección, equipo o saldo de celular a zonas riesgosas. A veces despiden a los reporteros amenazados por esa sospecha de que “en algo andaba”. No exigen al gobierno que resuelva el crimen para no perder publicidad gubernamental. En las redacciones quienes muestran miedo pierden merito. Así que cada quien lidia con la situación de su propia manera.
La sociedad también se mantuvo alejada. No salió a la calle a protestar por los asesinatos de sus periodistas. Y tiene razón. Percibe que la abrumadora mayoría de los medios son cómplices de los poderosos y enemigos de los ciudadanos.
Algunos hacen esfuerzos heroicos para informar, para continuar investigando.
Conozco  el caso de un diario de la frontera donde los dueños, para evadir la censura al que lo sometieron los delincuentes, abrieron un portal de noticias en Estados Unidos inventándose una marca. Ahí publicaban las noticias que en México no podían ser publicadas. Hasta que fueron descubiertos.

Editores de diarios de varias regiones se organizaron  para dar cobertura a una misma noticia que había sido prohibida en un diario local silenciado. Algunos reporteros están juntando información y escribiendo libros en secreto, esperando el día en que puedan publicarlos. En otros casos, nuestros aliados han sido corresponsales extranjeros a quienes los reporteros les brindan la información que ellos no pueden publicar.

Hubo intentos extraordinarios de los ciudadanos que a través de twiter, imágenes en youtube, blogs, Facebook informaban lo que los periodistas no podían.

Algunos reporteros, como yo, estamos organizados en una red llamada Periodistas de a Pie,
una organización creada y conformada por mujeres, donde organizamos cursos y talleres con expertos para aprender a mantenernos vivos y blindar la información. Sin recursos, en nuestros ratos libres, nos dedicamos a organizar talleres sobre cuestiones como: ¿Cómo se entra y se sale a salvo a una zona riesgosa? ¿Cómo se reportea y se envía información desde esos frentes de guerra? ¿Cómo nos mantenemos sanos de la mente y nos cuidamos el alma ante tanta tragedia?

Desde el inicio nos propusimos visibilizar los efectos sociales de la violencia, darle el rostro de las víctimas, ponerle alma a las estadísticas. Ir a contracorriente del discurso oficial que señalaba que no debíamos preocuparnos por los muertos, pues eran delincuentes, y que reducía a las víctimas a “bajas colaterales”.

Pronto estábamos participando en proyectos colectivos con escritores, fotógrafos y artistas que intentaban restaurar la dignidad de los migrantes, los periodistas o los ciudadanos comunes, asesinados o desaparecidos.

Desde 2008, cada semana, eso he intentado hacer en la revista Proceso, el espacio donde he tenido todo el apoyo y donde trabajo con un gran equipo de profesionales que cubren la guerra.

El trabajo es arduo. ¿Cómo logras que el muerto 100 o el 10 mil o el 100 mil sigan interesando? ¿Cómo haces para que la gente no se acostumbre a que en ciudades como Juárez se colapse la morgue por tantos cadáveres? ¿Cómo logras mantener viva la indignación del lector en cada nota y la esperanza de que las cosas pueden ser cambiadas? ¿Cómo cuentas las tramas de violencia que se repiten como deja vú en cada ciudad? ¿Cómo te limpias el alma de tanto horror?

Recuerdo una noche en la que viajé a Chihuahua para escribir sobre un taller de víctimas de la  violencia. Cuando una psicologa anunció “ si alguien quiere contar su historia, aquí tenemos una periodista” , al momento unas 40 mujeres –con las fotos de sus hijos en mano—hicieron fila ante mí para que tomara su testimonio. Para algunas, era la primera vez que hablaban. Esa noche me sentí sola, con enorme impotencia.

Lo mismo pasó en Tamaulipas, donde la policía habia recuperado casi 200 cuerpos  enterrados en una fosa clandestina, y cientos de familias estaban esperando las pruebas de DNA para saber si uno de ellos era su familar. Una mujer, enojada, me preguntó: ¿Por qué ustedes que son periodistas nunca habían venido, cuando las matanzas han sido sistemáticas.

De la urgencia por contar lo que estaba pasando,  de explicar que detras de cada historia sobre un muerto habia una familias rota, muchos corazones llenos de dolor,  escribí mi libro “Fuego Cruzado”, que trataba sobre las víctimas de la violencia, que  en ese momento eran negadas por el gobierno y la sociedad no quería ver.

En las presentaciones me preguntaban si no necesitaba un psicólogo para ver las cosas bellas de la vida. Por qué mi negatividad de contar “lo feo”. Compartí algo de la soledad que enfrentan las víctimas. Pero puedo decir que soy afortundada porque acompañar a estas personas me ha humanizado.

Y no estoy sola, tengo un equipo. En esta red de periodistas, además de proponernos quitarle los micrófonos a los hacedores de la guerra, y pasárselos a los que sufren, pronto ya nos habíamos convertido en defensoras de la libertad de expresión y todo el tiempo hemos estado inventando estrategias para llamar la atención sobre el tema.

Organizamos talleres, marchas callejeras, foros, webinars o seminarios a través de internet para los reporteros que viven lejos; colectas navideñas en solidaridad con los desplazados; reportes con testimonios de colegas sobre la situación en las zonas silenciadas.

Cada taller implica mucho trabajo invisible que se compensa cuando el periodista más solitario del pueblo más olvidado de Guerrero  nos cuenta a todos sus técnicas para estar vivo.. Cuando el periodista de Veracruz nos agradecen porque ya no se siente tan solo. O el colega del DF nos dice que es la primera capacitación que recibe como periodista.  Cuando nos llaman para contarnos cómo aplicaron lo aprendido, el reportaje que surgió a partir del taller.
La Red es considerado un puerto seguro para algunos que desde los estados nos piden ayuda para reportar la desaparición de algún colega, o para contactar psicólogos. Algunos nos mandan mensajes de auxilio solicitando una capacitación de emergencia o ayuda para formar su propia red. Nos buscan porque nos saben colegas.
Un día de 2010 ya nos encontrábamos marchando por las calles, exigiendo al gobierno que investigue los crímenes de los colegas. Arrastrábamos coronas de flores. Cargábamos letreros con fotos de los muertos o los desaparecidos. Poníamos sobre el piso libretas y cámaras manchadas de rojo-sangre. Pedíamos que el gobierno trabaje y castigue a los responsables. Que mandara el mensaje de que los asesinatos de periodistas no iban a ser permitidos. Porque la impunidad es una pistola sin seguro que volverá a ser disparada. Pero las matanzas empeoraron.
Durante esa marcha nos entrevistabamos entre nosotros (después no sabíamos quien iba a firmar la nota  de la cual también éramos los protagonistas),
La magnitud de la tragedia nos trastocó la identidad.
Muchos hemos llorado lo que no habíamos nunca llorado. Y seguimos haciéndolo.
Duele escuchar historias como la de una mujer que en un solo día perdió a todos los hombres de su familia. Ocho: su esposo, hijos y nietos. Todos estas desaparecidos desde que se los llevo la policia. Otra mujer busca a su hijo de nueve años y a su esposo ‘levantados’ por los narcos.

En algunos talleres sale siempre la pregunta: “¿si lloro aún sirvo para ser periodista?”

Es común que familias de personas asesinadas aparezcan en la redacción para pedirnos  que se publique una denuncia contra los asesinos. Cuando les decimos que pueden ser asesinados, nos responden: “No nos importa, ya estamos muertos en vida.” He pasado horas con varios intentando hacerlos visualizar el futuro, pidiéndoles que se asesoren, que busquen cobertura para poder publicar de manera segura. No sé si eso le toca a los periodistas, pero a mí me ha tocado hacerlo.


La situación también nos hizo cuestionarnos la exclusiva que deja de tener un valor cuando lo importante es que no maten a otros y mantenerte vivo. Que la información salga de la forma más segura, aunque no esté firmada por uno.
Nuestra última jugada, en la red, fue escribir un libro colectivo sobre la resiliencia de las víctimas que se organizaron para pedir justicia y construir la paz, a manera de antídoto para la gente que ya dejó de leer las noticias porque le parecen desesperanzadoras.
Calderón buscó refugio en esta universidad. El nuevo gobierno se estrenó hace poco más de dos meses en los que hemos visto cómo la violencia comenzó a desdibujarse de la agenda. Mágicamente, de la guerra comenzó a hablarse de paz y de reconciliación, como si los asesinos ya se hubieran desarmado, como si ya se hubiera hecho justicia a tanto asesinado, como si con el puro cambio de lenguaje hubiera cambiado la situación.

Un amigo de Sinaloa me decía: “A los que seguimos cubriendo narcotráfico nos están aislando, por favor, no nos dejen solos”.

Esta es la urgencia. Como decía el maestro polaco Ryzsard Kapuscinski: En la lucha contra el silencio está en juego la vida humana.
Nosotros tenemos claro que esto no se ha acabado. Que no habrá esperanza hasta que no construyamos un memorial por los y las que nos faltan. Hasta que no conozcamos quiénes eran, cuáles habían sido sus exclusivas qué investigaban cuando los mataronen qué estatus están las investigaciones de sus crímenes.
Hasta que los dueños de los medios de comunicación se preocupen más por su gente y menos por su dinero y exijan cuentas.
Hasta que no construyamos un observatorio para vigilar que los casos se investiguen, y los culpables paguen en las cárceles

Hasta que el Estado haga lo que le corresponde. Hasta que matar periodistas en México tenga un costo. Un castigo. Una pena.
Hasta que el dinero destinado a la protección, a la seguridad, al blindaje de los periodistas mexicanos se use para becar a los periodistas amenazados para que sigan documentando lo que los silenciadores no quieren. Y en vez de esconderse que no le den tregua a los censuradores. Que se sepan vigilados. Que no se les ocurra callar a un solo periodista más.
Estos años nos han ayudado a encontrarnos por todo el país periodistas con la misma inquietud en el corazón de hacer un mejor periodismo y protegerlo de los arrebatos asesinos. En eso estamos en este tramo del camino, ideando cómo extender esta red hilvanada con otras redes de solidaridad hacia otros territorios donde los colegas la están pasando mal. Hasta poder crear una cobija enorme, solidaria, protectora, cálida, bajo la cual quepamos todos. O, al menos, ese es nuestro sueño.
Agradezco por eso este premio a la conciencia e integridad porque nos ayuda a llamar la atención sobre lo que  enfrentamos cada día los periodistas mexicanos en nuestra lucha contra el silencio.

Nota tomada de Nuestra aparente rendición: Discurso de premiación Lyon (Marcela Turati)



jueves, 7 de febrero de 2013

Menopausia y sobrepeso


París. AFP. 
 Feb/2013
 Contrariamente a la percepción popular, la menopausia no causa aumento de peso, aunque sí aumenta la grasa alrededor de la cintura, según un estudio publicado a mediados de octubre en una revista médica.
El estudio, realizado por la Sociedad Internacional de la Menopausia (IMS, por sus siglas en inglés), estableció que los cambios hormonales que ocurren durante la menopausia no estarían implicados en el aumento de peso.
“Es un mito que la menopausia hace que una mujer suba de peso”, dijo la investigadora Susan Davis, de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia.
“En realidad eso es solo una consecuencia de los factores ambientales y del envejecimiento, pero no hay duda de que es real el aumento de masa abdominal del que muchas mujeres se quejan tras la menopausia”, añadió.
“Esa es la respuesta del cuerpo a la caída de estrógenos en la menopausia: un cambio de almacenamiento de grasa de las caderas a la cintura”, añadió.
La investigación se publicó en la revista Climacteric y revisó los estudios realizados sobre el tema entre 1966 y 2012.
Según estos estudios, las mujeres ganan un promedio de 0,5 kg por año a partir de los 50 años, pero presentan un rápido aumento de la grasa abdominal en el tercer año posterior a la menopausia.
Los mismos cambios se observan entre las mujeres de diferentes regiones del mundo.
La acumulación de grasa abdominal representa un aumento del riesgo de diabetes y sobre todo de enfermedades cardiovasculares, principal causa de muerte entre mujeres posmenopáusicas.
“Las mujeres deben controlar su peso antes de que se convierta en un problema; si no se preocupan antes de la menopausia, deben hacerlo cuando llega; es decir, deben cuidar su dieta y hacer más ejercicio”, expresó el presidente de la IMS, Tobie de Villiers. 
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Problemas relacionados con la menopausia.

  • Golpes de calor . Los golpes de calor pueden ser causados por un ambiente caluroso; comer o beber alimentos calientes o picantes; el alcohol o la cafeína y el estrés. Trate de evitar estas causas desencadenantes. Vístase en capas y tenga un ventilador en su hogar o lugar de trabajo. El ejercicio regular puede aliviar los golpes de calor y otros síntomas. Consulte a su médico acerca de tomar un medicamento antidepresivo. Hay evidencia de que éstos pueden ser útiles para algunas mujeres.
  • Sequedad vaginal. Use un lubricante vaginal de venta libre. También existen cremas de reemplazo de estrógeno que su médico puede recetarle. Si usted tiene manchas o sangrado mientras usa cremas de estrógeno, deberá visitar a su médico.
  • Problemas para dormir. Una de las mejores maneras de dormir bien por la noche es hacer al menos 30 minutos diarios de actividad física la mayor parte de los días de la semana. Pero evite el ejercicio vigoroso demasiado cerca de la hora de dormir. También evite el consumo de alcohol, cafeína, grandes cantidades de comida y el trabajo justo antes de irse a dormir. Puede intentar beber algo tibio, como té de hierbas o leche tibia, antes de irse a dormir. Trate de mantener su dormitorio a una temperatura cómoda. Evite las siestas durante el día y trate de irse a dormir y levantarse a la misma hora todos los días.
  • Problemas de memoria. Consulte a su médico acerca de ejercicios mentales que pueda hacer para mejorar su memoria. Trate de dormir lo suficiente y de hacer actividades físicas.
  • Vaivenes de ánimo. Trate de dormir lo suficiente y de hacer actividades físicas. Consulte a su médico acerca de ejercicios de relajación que puede hacer. Consúltele a su médico si debería tomar medicamentos antidepresivos. Existe evidencia de que éstos pueden ser beneficiosos. Considere asistir a un grupo de soporte para mujeres que están pasando por lo mismo que usted, u obtener consejería para hablar acerca de sus problemas y sus temores
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    Sexualidad

    Con la llegada de la menopausia puede disminuir el deseo sexual. Algunas mujeres se sintieron obligadas a tener relaciones sexuales durante toda la vida, justifican la pérdida de la función sexual con el fin de la menstruación. Utilice la menopausia como un escudo para ya no tener que "servir" a sus parejas sin obtener ningún placer.

    Sin embargo, otras mujeres experimentan una mejoría en la vida sexual y su deseo aumenta al detenerse el ciclo menstrual, el embarazo no deseado, porque ya no temen y por lo general no tienen hijos pequeños, que perturban el sueño o la atención tanto de ocupación en todo el día. Por tanto, es un problema donde au importancia es de influencia cultural.

    Con la pérdida de la producción de algunas hormonas en la menopausia, la mujer tiene menos lubricación vaginal, y debe tener más cuidado durante las relaciones sexuales. Cuando la vagina se vuelve seca, la fricción del pene puede hacerte daño, y también a su pareja, y podría ocasionar algunas infecciones (vulvovaginitis). El uso de cremas lubricantes es recomendable, así como la posibilidad de reemplazo hormonal. Otro fenómeno que se produce es la pérdida de grasa localizada en los labios mayores, causando que la vagina disminuya de tamaño y es más propensa a sufrir dolor en el coito. El traje o condón vaginal debe ser muy utilizado para despertar un mayor placer en el acto.

    El orgasmo de la mujer menopáusica puede ser muy intensa, porque las terminaciones nerviosas están más en el borde, literalmente hablando, porque la capa de grasa de la región de la vulva se disminuye.

    Muchas mujeres experimentan un renacimiento de la vida sexual.

    Recomendaciones:

    La utilización de lubricantes durante las relaciones sexuales para evitar las molestias y posibles infecciones vaginales.

    La terapia hormonal de reemplazo debe ser el desafío de mantener las características físicas de la mujer, para evitar la piel seca y el pelo, manteniendo el cuerpo en las formas redondeadas, así como de voz. Consulte a su ginecólogo.

    Puedes aclimatarse al medio ambiente antes de los encuentros sexuales, ni demasiado caliente ni demasiado fría para usted y su pareja.

    Disfrute de una mayor estimulación sexual de su pareja, mirándolo por la mañana (temprano), ya que la mayoría de ésta quede disponible para el sexo puede ayudar a tener más ganas y se fomentará aún más.

    Con la aparición de problemas de inhibición sexual, la falta o dificultad para alcanzar el orgasmo, no dude en buscar un terapeuta sexual que le puede dar muchas pautas y técnicas para disfrutar de su sexualidad.

    Si los síntomas de tristeza, desánimo, fatiga intensa, irritabilidad, baja autoestima de inmediato buscar la orientación de un psiquiatra, porque en esta etapa, con los cambios hormonales, los trastornos del ánimo (depresión) no son infrecuentes.